Los editores, estilistas y marcas se encontraban en medio del lanzamiento de las nuevas ediciones de las revistas de moda cuando el COVID-19 detuvo abruptamente la mayoría de los trabajos en progreso.
Dentro de la industria de la moda surgió entonces la necesidad crítica de analizar y replantear antiguos paradigmas para poder generar conceptos inéditos e irrumpir de manera creativa y colaborativa en el mercado.
Frente al nuevo panorama mundial, los profesionales de la moda luchan por adaptarse sobre la marcha a una nueva realidad de duración incierta, cuando las viejas formas de producir imágenes de moda ya no son factibles, posibles o seguras.
Como consecuente, surgen nuevos lineamientos que desafían esquemas, como es el caso de Vogue Italia que cambió su portada prevista para el número de abril.
Originalmente estaba destinado a ser un proyecto doble con la revista masculina “L’Uomo Vogue”, pero la revista decidió imprimir una portada completamente blanca por primera vez en la historia, “Hablar de cualquier otra cosa, mientras las personas mueren, los médicos y las enfermeras arriesgan sus vidas y el mundo cambia para siempre, no es el ADN de Vogue Italia”, advirtió la revista.
A su vez Vogue América ha lanzado un número especial titulado “Our Common Thread” (nuestro hilo en común) con solo una rosa en su portada, una fotografía inédita del legendario fotógrafo de moda Irving Peen, que alude a la esperanza.
Esta edición engloba la serie de videos de recaudación de fondos, donde los diseñadores y líderes de la industria están invitados a hablar sobre cómo sus negocios se han visto afectados por la crisis.
Otro caso emblemático lo representa la edición española Vogue, que por primera vez, lanzó en el mes de mayo una portada sin fotografía y en su remplazo se plasmó una ilustración del artista Ignasi Monreal, inspirado en el lema “Nunca estar tan lejos nos hizo sentir tan cerca”.
Las editoriales reconstruyen sus recursos y sustituyen la narrativa de la industria, atrás quedaron las modelos y la fantasía, el mercado está ahora orientado a portadas artísticas con un mensaje sobre la nueva mirada del mundo.
Los procesos creativos implican una comunicación empática, portadas radicales, modelos que recurren a sesiones virtuales remotas y principalmente una visón renovada sobre cómo hacer negocios, haciendo hincapié en la recaudación de fondos en plataformas virtuales para colaborar dentro del mercado.
Al mismo tiempo se resetean nuevas herramientas y la incorporación de conocimientos dentro de la cadena de valor de la moda.
Los artículos se centran ahora en nuevos métodos sustentables, conciencia social y metodología e-learning.
Las nuevas tecnologías de la información juegan un rol fundamental en la moda a la hora de hacer negocios y ahora más que nunca la revolución digital plantea el uso de herramientas y programas para readaptar los procesos productivos.
La industria de la moda recurre a cursos e-learning que resultan fundamentales ya que se encuentran orientados hacia contenidos know-how. Las reuniones se realizan mediante programas especiales remotos y las sesiones fotográficas utilizan modelos virtuales, como una suerte de ¨influencers¨ artificiales.
Al mismo tiempo la promoción se distribuye a través de diversos canales como lookbooks y revistas digitales, páginas web, e-commerce, redes sociales, apps adaptadas y mailing.
Nadie sabe realmente cómo será el mundo al otro lado de la pandemia, la única certeza es que será diferente.
El mundo de la moda estará obligado a transformarse y tomar partido sobre cartas que ya estaban previamente sobre la mesa.
El futuro dentro del mercado de la moda estará orientado hacia nuevos hábitos de consumo, conciencia social, sustentabilidad y especialmente nuevas tecnologías dentro de la cadena productiva.
Tal vez seamos partícipes de desfiles, showrooms y hasta ropa virtual.
Más información: www.nouneventos.com.ar