Si una persona que contrataste como “coach” te dice qué hacer, qué decisión tomar, da respuesta a tus problemas o intenta diagnosticarte de alguna posible enfermedad, ¡CUIDADO! No estás con un profesional certificado o confiable.
Desde nuestra posición, como Federación Internacional de Coaching (ICF, por sus siglas en inglés), déjanos explicarte y compartirte algunas recomendaciones, para que tomes la mejor decisión:
El coaching se ha posicionado como una herramienta fundamental para modificar hábitos en pro del bienestar integral y para potenciar habilidades que no solo permiten alcanzar los objetivos deseados sino que nos ayudan a que esos cambios sean sostenibles a lo largo del tiempo, pero ¿qué es y qué hace un coach?
Existen muchos mitos respecto a qué es un coach o cuáles son sus alcances; por ello, muchas personas suelen confundir sus servicios con los de un asesor o terapeuta.
¿Qué es un coach?
Un coach es un profesional que tiene como misión acompañar a individuos o equipos durante un proceso reflexivo y de autoexploración, mismo que les permita poder maximizar su potencial en el ámbito: personal, profesional, deportivo, escolar, etcétera.
Para lograrlo recurre a herramientas como la escucha activa o cuestionar al cliente (coachee), y así ayudarle a descubrir e identificar, por sí mismo, las metas, los recursos y habilidades que tiene; y, en conjunto, diseñar estrategias que permitan alcanzar satisfactoriamente un objetivo particular.

¿Qué sí y que no hace un coach?
La ICF, con 30 años como entidad certificadora de los coach, te enlista las acciones de las cuales un coach avalado debe encargarse:
- Centrarse en el presente y el futuro, sin buscar “reparar” el pasado.
- Utilizar la conversación profunda para entender de dónde se está partiendo.
- Recurrir a técnicas de indagación que lleven a una reflexión y el autoconocimiento.
- Escuchar activamente a su cliente sin emitir juicio alguno.
- Acompañar el diseño de metas claras y alcanzables que permitan pasar de la reflexión a la acción.
La intervención de un coach puede ser útil en situaciones como cuando surge una necesidad de mejorar algún aspecto específico en la vida de las personas o empresas.
En el momento en que se presentan retos o dificultades, incluso cambios importantes, problemas de liderazgo o de comunicación que necesitan ser atendidos; o cuando se busca reenfocar, por ejemplo, la vida laboral o la cultura organizacional.
Es de suma importancia que el cliente tenga claro que un coach no es un terapeuta, un mentor, un guía espiritual, consultor o maestro. Un coach certificado no puede ni debe:
- Dar respuestas a las problemáticas que enfrentan sus clientes, sino guiar a que ellos mismos las encuentren.
- Ofrecer consejos, decir qué hacer o hacia dónde ir, por el contrario, brinda herramientas para que cada persona lleve a cabo su propio proceso de autoconocimiento y reflexión.
- Sanar, diagnosticar o intentar tratar trastornos mentales o emocionales.

El coach tomador de decisiones
El coaching no busca enseñar o resolver sino acompañar, ser un aliado para que cada coachee se conozca a sí mismo y, en función de eso, determine su propio camino a seguir.
Ante la creciente popularidad de esta práctica, es importante tener presentes los alcances y límites de esta práctica para así evitar caer en las manos equivocadas.
Y es que con la ayuda de un coach profesional las personas y empresas pueden tomar decisiones informadas y beneficiarse plenamente.
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